Esta sociedad ha creado un vínculo hacia lo fácil de las
cosas, aclaman a deportistas multimillonarios como dioses porque la humanidad
es así por naturaleza, hay otros deportes y deportistas arrastrándose por las
carreteras con superación y dedicación que superan el límite del esfuerzo para “ganarse”
el pan en este mundo lleno de marketing donde siempre hay gente poderosa o
adinerada que creen estar por encima del bien y del mal, manchando la imagen de
todos los que hemos empleado gran parte de nuestra infancia y nuestra vida en
ello.
Pienses lo que pienses, el deporte nos habrá defraudado en
muchas facetas, pero también nos ha enseñado lo que es el compañerismo, el
esfuerzo de las cosas, lo que cuesta conseguir metas, nos ha hecho conocer lo
mejor y lo peor de las personas, hemos viajado, reído, llorado, hemos VIVIDO,
porque no me importa si existe o no vida tras la muerte, lo que sí me importa
es si realmente existe vida antes de la muerte, donde habremos hemos hecho algo
por lo que un día contaremos a nuestros hijos y nietos, en esas tardes de
verano que uno recordará sentado en el banco de algún parque cuando nuestras
piernas sólo nos sirvan para ir y venir a casa andando despacio.
En la conciencia de cada uno quedará lo hecho, lo que ha
dado de sí y por qué lo recordarán cuando su nombre aparezca en el historial de
grandes pruebas, en ese gran tiempo VIVIDO Y EMPLEADO EN SU VIDA.